Fiestas









FESTIVIDADES REGIONALES

EL SANTUARIO POR EXCELENCIA - OTATITLAN

Otatitlán es el santuario más importante del sur de Veracruz y regiones vecinas. Allí se adora a un Cristo Negro al que la religiosidad popular atribuye fama de milagroso. Miles de peregrinos llegan desde los cuatro puntos cardinales a visitar Otatitlán en dos fechas especiales: el 3 de mayo y el 14 de septiembre. El Cristo Negro es una imagen de madera oscura del señor crucificado que rebasa los dos metros de altura. La tradición oral dice que la escultura fue tallada por un par de ángeles. Otra versión afirma que el Cristo crucificado fue tallado junto a otras tres imágenes iguales por mandato del rey español Felipe II, destinándose uno para Chalma, otro a Esquipulas, Guatemala, y el tercero a Putlancingo, pueblo mazateco que se localiza corriente arriba del río Papaloapan. En 1597, debido a una epidemia, agravada por una inundación, los habitantes de Putlancingo bajaron por el río para fundar un nuevo pueblo, hasta que un remolino los detuvo junto con la imagen frente a Otatitlán, al lado de un añejo tamarindo; eso sucedía un 14 de septiembre.

Otatitlán fue un santuario importante durante toda la época colonial. Allí se congregaban miles de indígenas de distintas etnias y miles de negros, pardos y mulatos que en el Cristo Negro veían a un dios con el cual se podían identificar. Por ello las fiestas del Señor Santuario fueron un crisol donde se empezó a forjar la cultura jarocha

Día y noche suben los peregrinos al Camerín, un altar especial ubicadoatrás del altar mayor de la iglesia donde está una imagen de Cristo en la escena del Monte Calvario. En el Camerín se acumulan los votos, exvotos y ofrendas que solicitan o agradecen favores divinos y milagros. Frente a la imagen se ramean o la tocan. Es común que algún adulto presente a un niño levantándolo y rameándolo. Ese acto en sí establece relaciones de padrinazgo. La rameada tiene como finalidad eliminar el cansancio acumulado en el camino y purificarse. Para este fin los tuxtecos usan ramas de arrayán, aunque los pajapeños prefieren las ramas de cocuite, pero también puede usarse romero, albahaca y otras yerbas. La gente se ramea en el Camerín, y en las cruces que reciben a los peregrinos en los cuatro puntos cardinales del pueblo. Además de las personas también se ramea a los caballos.
 
Tanto la llegada del Cristo Negro a través del río como su decapitación por los agraristas están representadas en sendos murales que franquean la entrada de la iglesia. En el atrio hay una cruz donde también se establecen relaciones de compadrazgo y padrinazgo, donde igualmente se ramean y donde los curanderos suelen hacer ritos para algunos enfermos. Otros espacios u objetos que cumplen estas funciones son el Camerín, ya mencionado, la cabeza original del Cristo Negro y la imagen del Santo Entierro, que también se encuentra dentro de la iglesia.




LA SUELTA DE GLOBOS – SAN ANDRES TUXTLA

El lanzamiento de globos aerostáticos es una costumbre que identifica a San Andrés Tuxtla. Cada 16 de septiembre los sanandrescanos sueltan cientos de globos elaborados en papel de china que inundan de colores el cielo tuxteco. La suelta de globos sólo se hace en esta ciudad del sur veracruzano y conmemora las fiestas de Independencia, pero también es común que los hagan para recibir a algún personaje importante, en algún torneo especial, o en alguna fecha significativa.

La tradición oral sostiene que la suelta de los globos de cantoya es una tradición heredada de migrantes chinos y que rebasa los 200 años de antigüedad. Es difícil confirmar esta versión, pues la presencia china en la región data de 1882, cuando empezaron a llegar por cientos para trabajar en el tendido de las vías del Ferrocarril Nacional de Tehuantepec y en las plantaciones de la cuenca del Coatzacoalcos. Pero su presencia fue exigua en Los Tuxtlas, y en las ciudades con más población china, como Minatitlán, Coatzacoalcos y Jesús Carranza los globos de cantoya no tienen ningún significado especial.

Estos globos, llamados de cantoya, tienen múltiples formas, que vandesde los tradicionales trompos y perinolas, pasando por las cruces, cubos, balones, o personajes de caricatura. Pero sin duda que los más famosos son las ilamas, esferas con decenas de picos a manera de imponentes piñatas. Hay globos de diversos tamaños, que van desde los sencillos, en forma de cubo, que miden apenas unos 80 centímetros, hasta los gigantescos, que rebasan los 10 metros de altura.
Desde el 14 ó 15 de septiembre se empiezan a ver los globos en el cielotuxteco, pero el 16 es el día más importante. Sin embargo, la suelta de globos depende del clima que prive en ese momento, pues al ser plena temporada de lluvias, suele suceder que el evento se posponga para el domingo siguiente. La confección de globos de cantoya es una actividad familiar, que requiere de un gran sentido estético, habilidades especiales y conocimientos de geometría y simetría para buscar el equilibrio de estos gigantes mientras se elevan. Es común la competencia entre barrios para ver quién hace el globo más grande o la ilama de más picos. Hay ilamas de 20, 40, 80 o hasta 120 picos. También son numerosas las escuelas de todos los niveles que participan en la suelta de globos, elaborando cada grupo entre uno y tres globos de diferentes tamaños, algunos de ellos con los colores patrios, otros representando a personajes populares de la cultura juvenil.


FIESTA TITULAR EN HONOR A SAN MATEO - COXQUIHUI

Los danzantes son los que llegan primero, conformados por los voladores, los quetzales, los negritos, los tejoneros, así como los toreadores, que son acompañados por sus respectivos músicos, quienes caminan por el pasillo central bailando algunos de sus sones. Entran y se arrodillan frente al altar mayor donde los espera San Mateo, se persignan y depositan una vela, la cual encienden después de hacer una reverencia al Santo Patrón del pueblo, dando así gracias por las buenas cosechas y por una año más de vida. Y así, mientras el pueblo sigue despertando lentamente, aún con sueño y frío se acercan a la iglesia los feligreses, pues celebraran del 20 al 23 de septiembre su fiesta patronal; no importa qué día caiga, la festividad siempre se celebra en las mismas fechas. Al poco rato, la gente va llegando silenciosamente a la iglesia para presenciar la ceremonia de los cuatro puntos cardinales, así como cantar las mañanitas dedicadas al Santo Patrón, en un acto donde todo es música y religiosidad; poco a poco la iglesia se encuentra cada vez más concurrida.

Al poco rato, ya de día, la gente va saliendo de la iglesia y se encamina junto con los danzantes a casa del mayordomo, donde la cera está colocada para rendir culto a San Mateo. Posteriormente llega el momento del descanso y la convivencia con sus hermanos. En el patio de la casa hay mucha gente en movimiento. Los familiares del mayordomo y otras personas se ocupan de atender a los que vienen llegando, aun a los extraños, ofreciendo pan y champurrado para recuperar las energías. Los invitados se acomodan en algún lugar de las banquetas fuera de las casas del vecino para disfrutar del baile de los danzantes, mientras platican y conviven entre ellos, saboreando los alimentos que el mayordomo les ofrece, y de esta forma darles las gracias por acompañarlo en este día de fiesta.

Terminado el convite algunos danzantes emprenden nuevamente el regreso a la iglesia por las calles del pueblo, ya que se acerca la hora de la misa, que será a las doce del medio día, donde se realizan confirmaciones y bautizos. La gente camina con sus mejores galas tratando de llegar temprano y así ocupar un buen lugar para la ceremonia; los cohetes retumban en el cielo con su ruido atronador. A las doce la iglesia está llena y el atrio también. Todos los danzantes ahí reunidos comienzan a bailar entre la muchedumbre; se escucha el rasgueo del violín y de las guitarras huapangueras, así como el sonido de la flauta y del tambor de la danza de los voladores. Los espectadores se reúnen alrededor de cada danza. Dentro de la iglesia ya no cabe la gente; sólo se percibe el llanto de los niños y el murmullo de los fieles. La ceremonia da inicio. La plaza está llena. La gente va y viene en espera de que termine la ceremonia para ir a la casa del festejado con los invitados y disfrutar de la comida, donde se convida mole de guajolote, barbacoa, refrescos y cerveza, acompañada la reunión por música de huapango. Todo es alegría y convivencia con la familia.




¡VIVA SAN MATEO¡ - NAOLINCO

Aunque esta celebración tiene su punto álgido los días 20 y 21 de septiembre, su transcurso previo y posterior hace que culmine hasta la festividad de Todos Santos. Uno de sus elementos representativos son las danzas tradicionales: de Pilatos y negros. Por su espectacularidad son indispensables para cada fiesta, ocupando un lugar especial para cada día. Así, el 20 de septiembre estas danzas van al frente de la procesión que inicia el recorrido en la capilla del Calvario y en la avenida Revolución, en punto de las cuatro de la tarde. Gran cantidad de flores amarillas enmarcan la imagen del apóstol Mateo en esta pequeña ermita, en la que un centenar de hombres y mujeres se congregan para iniciar la peregrinación. Cuatro varones cargan a San Mateo, seguidos de los Pilatos, que, solemnes, producen rítmicos movimientos debido al compás de la flauta y el tambor.
También se incorpora la banda de viento, que se intercala entre las crecientes filas, dejando que el Pilatos y su gran espada, en la que puede leerse “Viva San Mateo”, encabece el recorrido, seguido inmediatamente por el señor Santiago, montado en su blanco corcel, y flanqueado por los sabarios, caínes y demás personajes que integran la danza, quienes solemnes y atentos permiten que de manera intermitente algunas personas se intercalen entre ellos para que el santo “los vea”, como si quisieran garantizar que éste les anote con su pluma dorada en su visible libro.

El festejo continúa y a la par de él se celebra la liturgia. Se escenifica la lucha del ejército del señor Santiago contra el Pilatos, donde éste es el personaje principal. Cientos de personas se congregan para admirar la representación. Mientras la noche avanza el programa artístico se va nutriendo a través de la participación de bailes folclóricos, conjuntos musicales, artistas regionales y otros espectáculos, lo que hace que las familias permanezcan en estos foros mientras los hijos comen las golosinas típicas de fiesta: algodones, elotes asados, helados, fresas con cremas, cocadas, cacahuates tostados o garapiñados, enormes paletas de caramelo macizo y un sinfín de dulces. Es también la ocasión especial para lanzar gran cantidad de burbujas de jabón que chocan entre sí para confundirse con la densa neblina propia de las noches de otoño. De igual forma, todos esperan el tradicional castillo, que al filo de la una de la mañana se enciende para dar forma a los fastuosos y caprichosos colores que brotan de la pólvora en perfecta alquimia. Así, el espectador emite sorprendentes expresiones de júbilo.



FIESTA DE SAN MIGUEL ARCANGEL - ZOZOCOLCO

Este es el caso de Zozocolco, que se encuentra enclavado en la sierra totonaca. Su fundación se remonta a varios años antes de 1400 por un grupo de totonacas adoradores del Sol, llamado por ellos Chichini, y conquistados en 1450 por los mexicas.
Este rincón veracruzano surge entre su cuna natural y nos ofrece un singular espectáculo por la blancura de sus casas de piedra de laja y el rojo techado, sobresaliendo por sus bien trazadas calles empedradas y banquetas en ambas aceras que nos permiten apreciar hermosas y sólidas construcciones. Al norte de la población se encuentra el edificio destinado al palacio municipal y la iglesia, cuyo origen franciscano se remonta alrededor de 1600, y que por estar sobre la cima de un cerro, destaca como un gran mirador, con sus dos altas torres en las que se encuentran las campanas de un teñir sin igual, así como el viejo reloj que es orgullo y testigo del pasar del tiempo del pueblo.

Zozocolco aún conserva su herencia religiosa en su más puro misticismo, por lo que celebra con gran veneración al Santo Patrón del pueblo, San Miguel Arcángel, del 28 de septiembre al 3 de octubre, siendo el día principal el 29 de septiembre. La fiesta de San Miguel en Zozocolco se centra, entre muchas cosas más, en la representación de la lucha sostenida por el Arcángel contra Lucifer.

La gente se prepara con anticipación realizando sus compras para estrenar durante los distintos eventos religiosos que se llevarán a cabo durante la celebración: bautizos, confirmaciones, comuniones, así como en los bailes populares. De igual forma, adquieren las especias necesarias para la comida tradicional de estos días, como es el mole de pavo acompañado con arroz. Destaca dentro de los ingredientes la pimienta, que en Zozocolco tiene un sabor muy singular, y que parte de su economía gira alrededor de su producción (antes era la vainilla).

El pueblo se torna diferente durante la festividad. Por el día hay juegos mecánicos, juegos de azar, venta de toda clase de artículos para el hogar y también llegan los merolicos, aquellos que traen hierbas medicinales que curan todo y que juntan más gente a su alrededor que un mitin (es muy singular su retorica); en las tardes la gente va de un lado a otro por las calles y por la noche hay teatro del pueblo. Los cohetes truenan en el cielo a cada momento dejando una gran estela de humo, lo que anuncia la llegada de la fiesta del Santo Patrón del pueblo. Así, la vida diaria se interrumpe y la gente suspende su trabajo para unirse a la celebración.




MAYORDOMIA DE SAN MIGUEL ARCANGEL - MECATLAN

Si realizamos un recorrido partiendo del centro donde se encuentra Xalapa, la capital del estado, y nos dirigimos al norte, llegaremos a la zona del Totonacapan, región de singular belleza y cuna de la cultura totonaca, famosa en el mundo por sus caritas sonrientes y los intrépidos Voladores de Papantla. En esta zona, donde se bordan hermosas leyendas y los ritmos acompañan a antiquísimas danzas ancestrales que guardan nuestras más profundas raíces, se encuentra el municipio de Mecatlán.

Este alto rincón veracruzano, que en su zona serrana colinda con el estado de Puebla parece haber detenido el tiempo, ofreciéndonos un singular espectáculo con la celebración de su fiesta principal dedicada al Santo Patrón San Miguel Arcángel, la cual se festeja del 28 al 30 de septiembre, siendo el día principal el 29 de este mes.


El mayordomo, acompañado de su familia y gente del pueblo, lleva la cera a la iglesia en procesión para ser entregada a San Miguel Arcángel y así dar gracias por todos los beneficios obtenidos a lo largo del año. Los danzantes, junto con el mayordomo y personas que los acompañan, danzan alrededor del Santo Patrón, cargando las ceras para luego salir y dirigirse a la casa del mayordomo, donde disfrutarán de los sagrados alimentos que éste les ofrece.

Por fin hace su aparición la danza de los toreadores vestidos de charros, quienes con gran gallardía portan su traje, y que junto con la Maringuilla (personaje vestido de mujer) vienen bailando algunos de sus sones. Cuando llegan a la iglesia entran y bailan antes de persignarse ante el Santo Patrón, para después salir al atrio y nuevamente bailar. Poco a poco las demás danzas van haciendo su aparición: los moros y españoles, los negritos y los tejoneros, que dan gracias por los favores recibidos y por las buenas cosechas obtenidas durante el año. Finalmente, todos bailan en el atrio, al tiempo que los asistentes se congrega para verlos danzar.

La fiesta continua todo el día, las danzas no tienen horario de llegada, pueden arribar en cualquier momento, puedes quedarte en el atrio de la iglesia a esperar venir las danzas todo el día y a contemplar el paisaje que desde esa altura se ve. Es una fiesta donde la paciencia tiene su recompensa.

La gente se siente contenta por los bienes recibidos durante este tiempo y pensar ya, en los nuevos propósitos que van a pedir para el siguiente año, pues han cumplido su compromiso con la celebración a San Miguel.


SAN MIGUEL ARCANGEL - MECATLAN
La fiesta patronal en Mecatlán se desarrolla durante la última semana del mes de septiembre, pero el día mayor o celebración patronal es el día 29 del mismo mes. Las relaciones sociales y religiosas entre los municipios cercanos pueden apreciarse por medio de las peregrinaciones y las mayordomías en honor a sus santos. En la región del Totonacapan es muy importante la que se realiza en honor a San Miguel Arcángel. Esta peregrinación se lleva a cabo año tras año, el 29 de septiembre. La finalidad es visitar al Santo Patrón de esta comunidad, y tiene como objetivo afianzar las relaciones con
los habitantes de los pueblos circunvecinos y ampliar redes sociales con otros, que de alguna manera se encuentran intercomunicados a través de diferentes rituales como los de compadrazgo, padrinazgo y cuestiones de residencia.
En este lugar sagrado se encuentra construida una pequeña capilla con la imagen de la Virgen María, en donde también se le lleva flores y ofrendas. Al llegar el sacerdote de Mecatlán bendice y da la bienvenida a las comunidades hermanas. La gente le saluda con entusiasmo y narra sus experiencias durante el transcurso de su procesión. Cada comunidad lleva un icono de su Santo Patrón de la localidad a la que pertenece.

FESTIVAL SAN JERONIMO - COATEPEC


Como tantos otros sitios prehispánicos, Coatepec basa su toponimia en vocablos del náhuatl: coatl, serpiente; tepetl, cerro, y el locativo co, “en el cerro de la serpiente”. Se sabe que existió un asentamiento previo al que actualmente ocupa, en el lugar denominado “Coatepec el Viejo”, donde se pueden apreciar restos de antiguas construcciones. Para 1560 se formalizó la construcción del asentamiento de indios denominado San Jerónimo Coatepec, ubicado en la parte alta de la localidad. En 1702 se hizo la segunda congregación de indios, convocada por el cura don Pedro Jiménez del Campillo, en la residencia actual. En esa época se inició también la fundación del templo en honor a San Jerónimo.

Actualmente se conoce con ese nombre al barrio que comprende las calles de Arteaga, Hernández y Hernández, Quintana Roo y Los Carriles; el templo ahí edificado es el dedicado a dicho santo. Mención especial debe darse al hecho de que en la puerta lateral que da a la calle Jiménez del Campillo están colocadas las fauces de una serpiente, como custodiando la entrada, haciendo remembranza a la antigua morada del santo. También se cuenta que desde su construcción, año con año se realiza una fiesta en su honor y que nunca ha dejado de celebrarse, ni siquiera en el tiempo en que se prohibieron los culto católicos.

De lo más destacado de la ceremonia está la elaboración de arcos florales, que tienen su origen en los antiguos grupos nahuas prehispánicos, para quienes era costumbre común adornar los pórticos de los templos durante las ceremonias a sus deidades. Con la construcción de los templos católicos continuó la tradición de adornar las fachadas de las iglesias en las festividades.

Los adornos consistían en colocar enramadas siguiendo el contorno de los pórticos, casi siempre en un arco de medio punto, y para su confección se usaban ramas y flores de la temporada. En algunas ocasiones traían materiales de zonas muy alejadas. Con los años, los adornos se fueron haciendo más altos, llegando a cubrir casi por completo el frente de los templos. Esta costumbre ha pasado a las actuales generaciones y en muchos pueblos del centro de Veracruz, por lo que los arcos florales se han vuelto indispensables para la celebración de una fiesta en honor a algún Santo Patrón en la región.

La tradición oral refiere que en el primer pueblo habitaba San Jerónimo en una cueva custodiada por una serpiente, siendo dueño de las tierras que comprendían ese primer paraje, así como de las que ahora forman la actual ciudad. De igual forma, se dice que cuando se construyó el nuevo pueblo también los lugareños hicieron un gran templo dedicado a él. Sin embargo, la imagen no quería permanecer allí, pues todas las noches desaparecía de su nicho y se trasladaba a su antigua morada, en “Coatepec el Viejo”. Se cuenta que repartió las tierras a sus hijos —así se autodenominaban los propios pobladores respecto a su Santo Patrón— y les encomendó que construyeran una capilla en su honor, en el actual barrio de San Jerónimo, y que con el producto de las cosechas organizaran cada año una fiesta para celebrarlo.

En las calles y barrios se instalan enormes talleres donde los mayordomos dirigen la labor de los vecinos, familiares y amigos que se congregan para hacer los arcos, siguiendo la guía establecida para ello. Aunque la tarea es fatigante, todos gustosos cooperan en las faenas; inician preparando la enorme base de madera que soportará gran cantidad de peso y volumen, y que será trasladada por cientos de varones.


RUPTURA DE SITIO – COSCOMATEPEC DE BRAVO
La fiesta es parte del ciclo patrimonial del pueblo: permite la renovación de los vínculos con el terruño, fortalece los lazos de identidad y da prestigio a cada región. Su ámbito puede ser religioso o cívico, pero el fin es el mismo. En este último contexto se ubica la Conmemoración de la Ruptura de sitio de Coscomatepec de Bravo, y su celebración se desarrolla del primero al 5 de octubre. Es una conmemoración exclusivamente cívica, que la distingue de otros festejos; se enmarca con el carácter de una feria y posee varios momentos festivos: bailes populares, teatro del pueblo, juegos pirotécnicos y mecánicos, torneos deportivos y cabalgatas. De éstos, el más trascendental es la representación de la ruptura de sitio, que se realiza el 3 de octubre, y es a través del teatro comunitario donde 130 actores en escena reviven los pasajes de la historia que los llena de orgullo, y por eso le han dado en la región la categoría de Histórica Coscomatepec de Bravo.
La representación se realiza desde hace más de cien años; los Clubes Nicolás Bravo y Fundadores se ocupan de la gala, por ello buscan patrocinio y se coordinan con el Ayuntamiento, y para alcanzar su fin recurren a las crónicas de la historia y a las nuevas tecnologías. Más de cien actores se preparan con días de antelación.




MOFA A LA CABALGATA Y A LA SOCIEDAD PUDIENTE – EL ENCIERRO DE BURROS EN ALVARADO

Muy al estilo de las poblaciones de la costa, en Alvarado cualquier actividad cotidiana adquiere el carácter festivo y bullanguero, desde las tareas domésticas, hasta las recreativas y productivas. Sus habitantes son poseedores y transmisores del humor lleno de gracia y simpatía del pueblo que se levanta con el sol para desempeñar sus labores bajo su abrazadora calidez. Su carácter festivo les ha conferido espontaneidad para llevarla a cualquier situación, desde las individuales o familiares hasta las más colectivas.

Tal es el caso de la celebración popular conocida como el encierro de burros, que es una representación, a manera de burla, de lo que la sociedad pudiente de principios del siglo pasado realizaba en la cabalgata, recorrido en el cual las mujeres de las principales familias lucían sus mejores atuendos de jarochas para pasearse por las principales calles del puerto montadas en finos corceles y ataviadas de finas joyas y alhajas. Las clases populares arremedaban este hecho, y trasladando la acción a lo chusco, intentaron emular la cabalgata al usar a burros para exhibirse. Los varones se vestían de mujeres portando llamativos vestidos, en su mayoría maltrechos o harapientos, para recorrer las principales calles del puerto.

Así, en un acto colectivo y tácito, aceptaron “festejar” el hecho el segundo domingo de octubre, coincidiendo con los festejos cívicos de la defensa heroica del puerto de Alvarado, llevados a cabo el 3 de octubre, o con los religiosos en honor a la Virgen del Rosario, el 7 del mismo mes. A pesar de la simultaneidad en las fechas de realización cada celebración conserva su propio carácter y sentido.

MOSAICO DE CULTURAS - COATZACOALCOS

El Istmo veracruzano se caracteriza por su diversidad cultural. Por siglos, ha sido un lugar de paso y asentamiento de diversos pueblos y culturas debido a su posición estratégica. Una de las ciudades más representativas de esa pluralidad sin duda es Coatzacoalcos. Como un reconocimiento y homenaje a los inmigrantes que allí se han asentado, desde el año 2005 se celebra el Festival Mosaico de Culturas.
Coatzacoalcos es, desde hace siglos, un espacio plural, rico en recursos naturales e importante ciudad por su posición geográfica. Hoy, como hace 24 siglos, es un puerto petrolero. Las excavaciones arqueológicas que se realizaron durante la construcción del dique seco, donde se harían las secciones del túnel sumergido, pusieron al descubierto que desde el siglo IV a C había un puerto olmeca en la margen derecha del río, frente a la antigua estación del ferrocarril. Ese asentamiento comerciaba fundamentalmente chapopote y productos del mar.
Con el paso del tiempo ese puerto arqueológico creció y se convirtió en un lugar de enlace entre los dos grandes imperios de la época clásica: el teotihuacano y el maya. Pero como todo puerto importante, también fue un lugar cosmopolita, como lo atestiguan vestigios de otras culturas hallados durante las excavaciones: vasijas y figurillas totonacas y mayas, adornos teotihuacanos, artefactos zoques y fragmentos de figuras de la cultura Remojadas. Esos fueron algunos de los indicios arqueológicos de la actividad de ese primer puerto de Coatzacoalcos, que siguió siendo comercial y pesquero en los siglos posteriores.
Para el momento de la Conquista española, dice Bernal Díaz del Castillo, Coatzacoalcos era la cabecera de un señorío que abarcaba casi todo el sur de Veracruz y parte de Tabasco, Oaxaca y Chiapas. Allí se asentaron la “flor de los caballeros”, venidos de España, y se convirtió en la cabecera de una alcaldía mayor bajo el nombre de Villa del Espíritu Santo. El puerto que se estableció al abrigo del río nunca pudo sobresalir, pues siempre se privilegió el comercio y tratos con el puerto de Veracruz. Para fines del siglo XVI Coatzacoalcos era una pequeña torre de Babel donde habitaban españoles, mestizos, indígenas de varias etnias, portugueses, franceses, negros, mulatos, pardos, lobos, zambos
y gente “de tanta variedad de naciones, sin freno y sin ajustamiento sospechosas y de malas costumbres”, según decían los inquisidores.

XANTOLO - TEMPOAL



Existen otras voces, más antiguas, como mihkailwitl (fiesta de los muertos), que nos hablan de una forma muy particular de recordar a las almas de los ancestros en las comunidades rurales. Con el tiempo, el Xantolo y toda la tradición de muertos logró equilibrar los elementos propios derivados de las culturas indígenas y aquellos traídos por la conquista española, expresados hoy en estos ceremoniales tan significativos para los huastecos del 31 de octubre al 3 de noviembre, fecha en que las almas están en casa.

Actualmente, el huasteco vive y siente el Xantolo como algo muy suyo, como un elemento fundamental de su identidad, además de ser la tradición más esperada de su ciclo festivo. Esta celebración significa, asimismo, un largo periodo de ahorro y de constancia. Todo implica trabajo y esfuerzo cotidianos. Se tiene que ahorrar, de manera especial en los últimos tiempos, para comprar la flor, el chocolate, el pan y todo lo que la ofrenda requiere. Es también un periodo de tres o cuatro días de asueto, pues no se puede hacer

ninguna clase de trabajos ya que lo que está en riesgo siempre será la salud. Según la creencia, trastocar este principio conlleva a una serie de lamentables sucesos.

El Xantolo cobra fuerza, además de lo antes señalado, porque en el pensamiento del pueblo están presentes, entre muchas otras, las siguientes cuestiones: De la ofrenda, consistente en distintas viandas, especialmente tamales, pan y chocolate, las ánimas o almas únicamente toman el sabor y el aroma. En los días próximos a la celebración se sueña con los difuntos y aparecen moretones en el cuerpo, sobre todo en brazos y manos (aunque en Ahuateno-Chicontepec, Veracruz, se diga que esto sucede porque no se debe comer limas antes de ofrendarlas); si no se ofrenda lo prometido, o simplemente no se ofrenda, puede suceder una desgracia familiar. Y las almas que no fueron llamadas a la ofrenda, en especial la de parientes cercanos, retornan tristes al panteón. Por otra parte, si muere alguien en las fechas próximas al Xantolo o durante la celebración, se va “de cargador” de las demás almas. Todo esto vigoriza y le otorga sentido a la tradición y unifica a las familias y vecinos; hay intercambio de ofrendas y el 2 de noviembre se realiza la visita a los padrinos, a quienes se les lleva ofrendas en morrales y canastas.

Antes del 31 de octubre, o aún en este día, se realiza la Plaza Grande de Xantolo para suministrarse de todo lo necesario para la fiesta. La plaza se hace en la fecha acostumbrada, y se llama “grande” porque cubre más espacio y cuenta con más mercancía de la habitual. En ella se adquieren los productos de los que no abastece la milpa. Los pobladores se surten de cacao, azúcar y canela para la elaboración del chocolate; velas suficientes para las ánimas que se esperan, veladoras, papel de china, copal, nueces, cacahuates, cerámica ceremonial (potrillos, porrones, sahumerios, ocarinas y floreros, todo esto traído de Chililihco, Hidalgo), morrales, ropa, zapatos, sombreros, cohetes y fruta, entre otras cosas. En ocasiones, cuando las aguas no han llegado a tiempo, se compra maíz, frijol chichimequetl (caxtilán o zarabanda), la propia flor de muerto (sempoalxóchitl) y hasta las hojas para los tamales. Así, es en esta plaza o mercado donde se invierte casi todo lo ahorrado durante el año.




LAVIEJADA EN EL PANTEON - TANTOYUCA
Como todas los pueblos y ciudades de la Huasteca Veracruzana, Tantoyuca (del tének, tan, “lugar de”, y tuyik, “cera”: Lugar de la cera) celebra el día de Todos Santos o Xantolo de una manera muy particular, que inicia el 31 de octubre y culmina el 2 de noviembre. En esta festividad sobresale, entre un sin fin de actividades, la visita al panteón y la función de la vieja en este lugar “de descanso”.

El municipio de Tantoyuca limita al norte con Tempoal y Ozuluama, al este con Chontla e Ixcatepec, al sureste con Chicontepec, al sur con el estado de Hidalgo, y al oeste con Platón Sánchez. Fue elevada a la categoría de ciudad el 25 de julio de 1901; actualmente, la cabecera municipal cuenta con una población de 23,893 habitantes. A la ciudad se le llama “La Perla de las Huastecas”, título que ostenta con dignidad.

Días antes del 31 de octubre, en la plaza principal se observa ya el continuo movimiento de personas, además del gran número de comerciantes que expenden sus productos, mayoritariamente artesanía. Se trata de artículos de palma, ixtle o zapupe y piel. También se reserva un espacio dedicado a la venta de máscaras. Pero sobre todo, hay mucha mercancía relacionada con el Xantolo: flores, veladoras, coronas, dulces, pasta para pascal, frijol en vaina (frijol de chivo) para tamales, chocolate molido, y cerámica de Chililico, Hidalgo, especialmente ocarinas o kokowilotl. En la entrada principal del palacio municipal se construye un enorme arco, que deberá quedar listo un día antes del 31. En los corredores cuelgan unos muñecos muy grandes que representan a los viejos de cuadrilla.
En la parte baja de la terraza que forma el parque, se levanta otro estrado para que todas las cuadrillas de viejos que se reúnen por la noche pasen a danzar y a destaparse. Durante el 31 de octubre y el 1 de noviembre las cuadrillas recorren las calles de la ciudad; numerosas comparsas de viejos o enmascarados danzan al compás del violín, la jarana huasteca, la guitarra quinta huapanguera y, en ocasiones, del tambor o bongó. Cada cuadrilla puede estar integrada por más de cuarenta parejas que bailan formando dos líneas paralelas, que son la base para realizar diversas coreografías. Asimismo, cada cuadrilla pertenece y representa a una colonia en particular.
Las cuadrillas cuentan con diversos personajes, entre los que sobresalen el vaquero, el diablo, la mujer embarazada y la muerte, y están integradas por hombres, niños y, actualmente, mujeres. Recorren la ciudad danzando desde muy temprano hasta el atardecer. Al frente de cada cuadrilla se encuentra el vaquero con un cuerno que pita para advertir a la cuadrilla que va a dar una orden, para iniciar un son o concluirlo. Las máscaras que utilizan los danzantes deben ser de madera de pemuche, aunque muchos usan las de plástico.

MIHKAILWITL Y XANTOLO - CHOCONTEPEC
Pese a toda esta elegante arquitectura de la diáfana lengua náhuatl, por tradición, a este municipio veracruzano se le conoce también como Chicón, enclavado en la imponente falda del cerro San Miguel, lo que ha dado lugar a numerosas leyendas, dentro de las que figura la famosa y amenazante piedra atada con cadenas.

Este municipio se encuentra ubicado en la zona norte del estado. Limita al norte con Tantoyuca e Ixcatepec, al este con Temapache y Tepetzintla, al sur con Ixhuatlán de Madero y Benito Juárez, y al oeste con el estado de Hidalgo. Su vida económica y social está regulada por la agricultura, la ganadería y el comercio. El verde tonal de sus alrededores es un gozo para la vista y el espíritu, y esta magnificencia puede apreciarse desde sus calles y miradores naturales, lo que le ha merecido el bien ganado título de Balcón de las Huastecas, donde la presencia indígena tiene un peso considerable en la conformación de la cultura local.

Antes del Xantolo hay ciertas señales en la naturaleza: florea el cuahuencho, flor solferina que crece en los montes; el aire fresco trae un olor especial; se sueña con los difuntos más apreciados, y el chichimekaetl-chichimequetl o chichimequel (cierta variedad de frijol que se corta en ejote) florea. Hay cierta alegría entremezclada con algo de nostalgia; y como ya se ha venido ofrendando desde hace un mes, el ambiente huele a copal. Esta resina (kopali) o su corteza (popochtli) tienen un alto significado en las comunidades. También se dice que los tamales preparados en otras fechas hierven bonitos, muy parejos, pero en Xantolo empiezan a hervir por un rato y luego se apagan y vuelven a hervir de nuevo. Los pobladores se dan cuenta de que son las ánimas que ya vienen, pues se anuncian en el fuego y en la comida.

Las medidas de los arcos y altares varían de acuerdo a las dimensiones de la mesa o la altura del techo. En la parte baja del arco, se hace otro pequeño, dedicado a las ánimas de los niños. Una vez concluido el arco, se le ponen las naranjas, mandarinas, plátanos, manzanas, el pan muñeco (kwakokonepantsih) y dos macetas con maíz germinad, además de colgar los morrales nuevos. Posteriormente, a un pedazo de tallo de plátano se le ponen cuatro patas de madera y se le hacen unas incisiones para poner las velas, una para cada difunto recibido u una para todos los demás. Este artefacto, llamado burrito, se coloca frente al altar. Toda esta laboriosa construcción será el sitio donde moren las ánimas y el ejemplo más fervoroso con que se pueda expresar una bienvenida.

Fuera de la casa, en el patio, se construye un altar más sencillo, con una base de madera donde se coloca la ofrenda para recibir al ánima sola, es decir, a aquellas ánimas sin familiares y que vienen de muy lejos. La combinación del amarillo y el morado le proporcionan al altar la gracia de la fiesta, y es cuando más luce adornado y vivo. Terminado de construir los arcos (que son rectangulares, pero las esquinas son redondeadas) se detonan cohetes, anunciando el hecho. El altar simboliza el mundo real y el mundo espiritual; es la representación del cosmos y sus distintos lugares sagrados. Una vez terminado todo esto, se prenden unas cuantas velas y se inciensa.

31 de octubre. Día de los chiquitos o Pascal. Por la madrugada se sacrifican los animales (guajolotes, pollos y puercos). En la noche se preparan tamales. Se ofrenda desde las 7 de la mañana. Hay que salir de la casa con una canasta con pétalos de sempoali, con agua vendita y el incensario (popochkomitl), y se realiza el primer camino florido desde el patio al altar. Se dice que se va por las ánimas de los muertitos. Ahora se hace el pascal (patskali) con hierbabuena, xonacate (cebolla regional muy pequeña), chichimequel o frijol de chivo y ajonjolí; también se prepara arroz blanco. Por la tarde se elaboran los tamales con ajonjolí. Una vez hervidos se ofrendan unos pocos en el altar. Hace una cuatro décadas, los niños llamaban a las ánimas de los angelitos con una ocarina de barro llamada kokowilotl (paloma tórtola). En este día todo está dedicado a las almas de los niños.
 
TODOS SANTOS - NAOLINCO

La celebración del Día de muertos o Todos Santos corresponde al cierre de los calendarios ritual y agrícola que preceden a la cosecha de maíz. Es un festival que ofrece la oportunidad para compartir con los ancestros esos frutos que la tierra otorga. Es, asimismo, un principio de reciprocidad que convierte a las ofrendas en una retribución simbólica. Fiesta de gran arraigo entre la gente, en la que se mezcla lo cotidiano con la religiosidad, así se define su particular forma de celebrar relacionada con el inicio del ciclo, que abarca los días que anteceden a las fechas marcadas en el santoral católico.

La celebración en Naolinco, pueblo de origen totonaca, ha cobrado singular renombre y se inicia a partir de la fiesta patronal en honor a San Mateo Apóstol, el 21 de septiembre, cuando aparecen los pilatos, danza tradicional, y los negros, comparsa que libra batallas con el señor Santiago y su ejército. Es a partir de esta fecha cuando las danzas anuncian el inicio de Todos Santos, tiempo en que las actividades agrícolas se intensifican, anunciando la cosecha de variados productos como maíz, calabaza, frijol, flor de muerto o cempoalxóchitl. Las labores productivas y comerciales aumentan.

Los naolinqueños, presurosos, se arremolinan en las intrincadas calles, aún adornadas con los pequeños altares en honor a San Mateo. Poco a poco se observa a la gente construyendo estructuras de metal para revestirlas con papel y engrudo, dando forma a las calaveras hechas con gran habilidad y destreza, que van adquiriendo artísticos atavíos de papel, brillantina y cualquier cantidad de parafernalia. Así, empiezan a surgir osamentas que poco a poco se convierten en catrinas, muchas de ellas al estilo de aquellas que elaboraba don Guadalupe Posadas, caracterizadas con sus particulares rasgos y poses, o bien, relacionadas con un oficio.

Los espacios domésticos se modifican: las mujeres, día a día, aumentan el ritmo de su trabajo, ya sea en la preparación del mole y en la elaboración de dulces y jamoncillos, vinos con frutas locales, picando papel china, haciendo flores para las coronas, vistiendo calaveras, o acondicionando la sala donde colocarán el altar y la ofrenda, así como limpiando y pintando sus viviendas. Misma estampa ocurre en los comercios, en los talleres zapateros o talabarteros, en centros culturales y educativos, en el Palacio Municipal, el hospital y el panteón.




DIA DE MUERTOS - ZOZOCOLCO

Esta tradición, de mucho arraigo entre los indígenas de Zozocolco, es digna de apreciarse por las relaciones sociales que cumple. El altar ocupa un lugar especial en los días de Todos Santos, ya que es el sitio de veneración y donde se ofrenda a los muertos. Son estos días los que se dedican a ellos por venir a visitarnos.

El copal o incienso se coloca en los copaleros hechos de barro, los cuales despiden humo que se esparce y se impregna en el ambiente de toda la casa, al tiempo que se escapa de entre las rendijas de las casas hechas de palos; las velas flamean de un lado a otro por el viento frío que azota en estos días. Por la tarde y noche los jóvenes se divierten al jugar una especie de “guerrita”, ya que se colocan en los portales del pueblo echando cohetes al centro de la calle, formando así una gran humareda. De esta manera anuncian la estancia de los muertos en el pueblo.
Durante el 30 de octubre, y los días 1 y 2 de noviembre, encontramos en todas las casas vistosos altares llamados también ofrendas, adornados con papel de china de varios colores, hojas de tepejilote y estrellas de palma en las que se depositan los alimentos que se preparan para la celebración, como son los sabrosos tamales, mole de pavo, gallina o
puerco, arroz, atole, pan de muerto, dulces de pepita, chocolate y frutas de temporada: naranjas, plátanos, guayabas y manzanas

Los jóvenes y niños tienen como costumbre aventar globos durante estos días que ellos mismos elaboran con anticipación. Estos globos se pueden apreciar en forma de estrella, trompos, cubos y otras figuras vistosas; los hay pequeños de tres o cuatro pliegos, u otros muy grandes que pueden llegar a tener hasta tres mil pliegos, todos ellos de gran colorido. Una vez terminada su elaboración son llevados a los patios. Ahí se llenan de humo y “se sueltan”, elevándose al cielo. Quienes los elaboraron se ponen felices y contentos al ver que su globo se elevó llenando de gran colorido el cielo y por donde pasan. Los jóvenes y los niños corren tras el globo cruzando patios y brincando cercas al tratar de alcanzarlo, pero sin dejar de ver hacia qué dirección va. Una vez que el globo cae y es alcanzado lo recogen y lo llevan de nuevo al patio de la casa, donde es revisado. Si está roto, sencillamente le colocan un parche de papel de china y otra vez lo devuelven al espacio.

Actualmente hay globos y son elevados en el atrio de la iglesia, ya que por su gran tamaño no caben en los patios de las casas. Es así como mucha gente se reúne en las escalinatas del atrio para divertirse al ver cómo se elevan y surcan el cielo, dando un bello espectáculo. Según la gente del pueblo, estos globos representan las almas de los difuntos que están entre nosotros, y que durante la festividad juegan con ellos no dejándolos partir.


LA MAYORDOMIA DE SAN MARTIN CABALLERO - ATLAHUILCO
Para los nahuas de la Sierra de Zongolica, región central del estado donde se localiza Atlahuilco, que en lengua materna se traduce como en el agua clara o iluminada, la tradición de la mayordomía es el conjunto de prácticas llevadas a cabo por un grupo de individuos, quienes se hacen responsables de la celebración de las fiestas en honor a las imágenes de algunos santos católicos. Esto ha implicado una secuencia de ceremoniales que se realizan en el domicilio de los mayordomos y en el interior de los templos. En sí es una responsabilidad moral, personal y colectiva que se adquiere de manera voluntaria y con devoción hacia una imagen religiosa.
En Atlahuilco se celebran cuarenta y dos mayordomías. La preparada en honor de San Martín Caballero, patrono del pueblo, alude de igual forma a San Martín Obispo, y está considerada como la fiesta principal; anualmente una comitiva releva a la otra para hacerse cargo de la celebración que iniciará desde un año antes, cuando se recibe la imagen, y durante todo el ciclo litúrgico se llevan a cabo distintos ceremoniales que culminarán el 12 de noviembre, dando paso así a una siguiente comitiva.
Por su relevancia en la comunidad, es necesario solicitar la fiesta a las autoridades del pueblo con varios años de anticipación, mínimo quince, tiempo que da oportunidad para preparar el intrincado sistema de cargos tradicionales y, asimismo, aprovisionar los recursos económicos y materiales para la celebración. 
Después de que los colaboradores hayan aceptado los presentes sellan el compromiso, para posteriormente reunirse y recibir la imagen y sus adornos el día de la víspera, esto es, el 10 de noviembre, fecha en la que el mayordomo saliente concluye el ciclo y los tros comenzarán. Este día en la sacristía, el elector o presidente eclesiástico recolecta los enseres que custodiará por todo el año la nueva mayordomía. Entonces la comitiva se dirige a la nueva morada de San Martín, donde son recibidos con copal e incienso, y durante la bienvenida les colocan xochikoskamej, collares de flores y guirnaldas a la imagen, a sus mayordomos, a los tlayekankamej, a los teachkamej, a los tekimaitl, y a otros mayordomos e imágenes. De igual forma, se les entrega xochimanalmej, pequeños
ramilletes de flores y hojas de naranjo y les riegan xochipayanali (flores desmenuzadas), pétalos de flores. Así se sacraliza el recibimiento.
El cortejo se conduce al santohkali, casa de los santos, donde se dispone de un altar en el que se coloca a la imagen principal en compañía de sus “invitados”, todas ricamente ataviadas con xochikoskamej, mediante un lento y parsimonioso ritual desarrollado por varios minutos, pues el tlayekanketl y su esposa reciben cada uno a los santos, mientras que sus mayordomos los sahúman, les colocan adornos florales elaborados el día anterior, y rezan las oraciones en lengua materna para saludar a cada uno con un abrazo. Concluido este recibimiento, se sirve el banquete con diversos platillos, como arroz, frijoles, chilcaldos (caldos con chile y con carnes), con carnes, tortillas y café para todos los invitados.
Mientras comen, un grupo de músicos interpreta sones ceremoniales tocando sus instrumentos de cuerda, y posteriormente, con una danza ceremonial se simbolizará la aceptación de la encomienda y su compromiso para realizar todas las fases necesarias; de inmediato se les invita cervezas y aguardiente de caña. De esta manera da inicio el masewalson (baile indígena) o baile, el cual dura hasta que llega la noche.



SANTA CECILIA – EL NIGROMANTE, PLAYA VICENTE
El Nigromante es un pueblo zapoteco que acaba de cumplir cien años. Cada 22 de noviembre celebra a su Santa Patrona, que es Santa Cecilia, la Virgen patrona de los músicos. Su festividad destaca porque en ella es palpable la cultura de la sierra oaxaqueña. Ello se debe a que El Nigromante fue fundado en 1908 por grupos de familias procedentes principalmente de los pueblos de Yalalag y Betaza, en la sierra de Juárez. Originalmente, el pueblo se llamaba Lo’ ozoga’, que en zapoteco quiere decir “El Encinal”. Era un paraje fértil y propicio para la cacería y allí se quedaron los pobladores, pues además se localizaba a la vera del camino que desde tiempos coloniales bajaba de Villalta a Cosamaloapan. Por allí se transportaban la grana cochinilla y los productos que los pueblos de la sierra de Juárez tributaban a la Corona española. El espacio estuvo en litigio por varios siglos, pues se lo disputaban tanto la alcaldía mayor de Villalta, Oaxaca, como la alcaldía mayor de Cosamaloapan, en Veracruz, hasta que finalmente a fines del siglo XIX el Laudo de Baranda determinó que quedaba en territorio veracruzano. Hoy pertenece al municipio de Playa Vicente.
El Encinal cambió su nombre a Santa Cecilia, y como tal fue conocido por varios años, hasta que en 1932 el gobernador Adalberto Tejeda emitió un decreto suprimiendo los nombres de pueblos que tuvieran connotaciones religiosas. Así, por ejemplo, Santa Lucrecia mudó su nombre por Jesús Carranza; San Juan Sugar se convirtió en Juan Díaz
Covarrubias; San Juan Evangelista se transformó en Santana Rodríguez, y Santa Cecilia cambió su nombre por El Nigromante. Algunos pueblos, como San Juan Evangelista, se resistieron y finalmente se quedaron con su nombre antiguo; El Nigromante no lo hizo, pero sigue celebrando a su Santa Patrona, cuyo nombre llevaba originalmente. Hoy el camino colonial que baja de Villalta pasa por Xochiapan, El Nigromante, Playa Vicente, y se pierde entre los pueblos que se asientan en la ribera del río Tesechoacán. Ha quedado reducido a un camino de terracería venido a menos, ya que las modernas carreteras han desplazado su función primordial.
Esta es una zona pluricultural por excelencia. Aquí había zapotecos, mixes y mixtecos desde el momento mismo de la conquista española; luego llegaron zapotecos de la sierra de Juárez y finalmente se asentaron pueblos nahuas, mazatecos y chinantecos a consecuencia del reacomodo que se hizo al inundarse los valles del alto Papaloapan por la construcción de grandes presas.
Las fiestas de Santa Cecilia inician desde la noche del 20 de noviembre, en la antevíspera, con un paseo por las calles del pueblo encabezado por las bandas de viento, los danzantes, algunas mojigangas, llamadas también marmotas, y una serie de farolas de papel china con una vela encendida en su interior. Este paseo es conocido como la Calenda, y recorre las calles de El Nigromante, deteniéndose de cuando en cuando en alguna casa para que la banda toque algún son o jarabe que bailará la multitud que desfila. La calenda termina por la madrugada en la casa del mayordomo. Durante los días que dura la fiesta el mayordomo da de comer a todas las personas que lleguen, sin distinción alguna y sin importar la hora que sea.
Para lograr este cometido el trabajo comunitario es fundamental, pues se matan, aliñan y preparan varias reses, cerdos, gallinas y guajolotes, para dar de comer barbacoa, caldo, mole, chicharrón y otros platillos. Los hombres se encargan de la matanza mientras que las mujeres preparan la comida, sirven y hacen las tlayudas, tortillas delgadas de maíz de unos 50 centímetros de diámetro. Para solventar los gastos es fundamental la cooperación de todo el pueblo, pero también el apoyo de los migrantes establecidos en los Estados Unidos, pues un alto porcentaje de jóvenes trabaja en “el otro lado”.


FIESTA ANUAL DEL HUAPANGO ENCUENTRO DE LAS HUASTECAS - AMATLAN
Amatlán, hasta 1937, fue cabecera del municipio de Amatlán-Tuxpan, y el año siguiente recibió el nombre de Amatlantépetl (Cerro de los amates). A partir de 1941, y por diversas razones, entre ellas el auge petrolero, los poderes pasan a la congregación Los Naranjos, que más tarde, por decreto del 22 de junio de 1996, se denomina Naranjos-Amatlán. Esta comunidad se encuentra asentada en las estribaciones de la Sierra de Otontepec, en las faldas del Cerro de la Cruz, lo que le permite gozar de un paisaje verde y de una franja de selva muy bien conservada, a pesar de ser constantemente azotada por los fuertes nortes.
Su nombre, en lengua náhuatl, significa “Lugar del papel”: de amate (amatl) deriva la palabra papel, puesto que con su corteza aún fabrican papel en muchas comunidades mexicanas; y de –tlah, sufijo abundancial. Algunos prefieren llamarle Oselo-amatl (amate del ocelote), que designa una de las tantas especies de este vegetal fecundo de la familia de las moráceas.
El Amatlán actual es una comunidad de no más de 2000 habitantes, dividida en dos secciones: el Centro y el Barrio Huasteco, tajados por una zanja que escurre de la Sierra de Otontepec y que se ha hundido por muchos metros para hacer más cruenta la división social de mestizos e indígenas tének. Los moradores del Centro generalmente se dedican a la ganadería y al comercio. Los tének son jornaleros, campesinos y empleados. Asimismo, Amatlán ha cobrado fama por su queso, chorizo y longaniza; su carne enchilada de cerdo y sus chicharrones. Aquí se habla la lengua huasteca o tének; la mayor parte de las personas del Barrio Huasteco la emplean para comunicarse entre ellos y en el ceno familiar.
Uno de los géneros musicales más conocidos y difundidos de la Huasteca es el huapango o son huasteco, música que, si bien está relacionada directamente con los mestizos, no es ajena a las comunidades indígenas, de las cuales muchas han contribuido eficazmente a su desarrollo. Así, influido al menos por tres tradiciones culturales (la hispana, la indígena y la africana), el huapango se eleva hoy como todo un portento en la tierra huasteca que le dio forma y sentido.
El huapango tiene varias expresiones íntimamente ligadas: la música, el canto, el baile, la poesía y el ambiente que todo esto conforma. En cuanto a la música, su estructura rítmica es muy rica, difícil de ejecutar porque se trata de una estructura abierta y sincopada rica en compases, predominando el 6/8, así como el 3/4 y el 5/8. La dotación instrumental actual es un trío compuesto por un violín, una jarana huasteca y la guitarra quinta huapanguera. El violinista, virtuoso por naturaleza, se encarga de realizar la parte melódica, mientras el jaranero y el guitarrero o quintero ejecutan la parte rítmica mediante una serie de mánicos (movimientos de mano) como azotes, caprichos, floreos, redobles y claves.
Su nombre, en lengua náhuatl, significa “Lugar del papel”: de amate (amatl) deriva la palabra papel, puesto que con su corteza aún fabrican papel en muchas comunidades mexicanas; y de –tlah, sufijo abundancial. Algunos prefieren llamarle Oselo-amatl (amate del ocelote), que designa una de las tantas especies de este vegetal fecundo de la familia de las moráceas.
Amatlán y el Huapango Amatlán, apacible y hospitalario, ha sido un ámbito donde la danza tradicional y el huapango son parte importante de su identidad. Aquí se conservan con orgullo las danzas de Monarca, el Toro, El rebozo y Los Negros Pañuelitos, que van apareciendo, a lo largo del año, para engalanar la tradición y cumplir con el ciclo festivo comunitario.
De esta forma, en la fiesta patronal de Amatlán que se realiza el 3 de mayo, día de la Santa Cruz, se llevó a cabo el primer encuentro de tríos y bailadores de huapango. Para junio del mismo año dieron inicio los talleres de huapango (baile) en la Casa de la Cultura Amateca. Además de esto, se desarrollaron actividades con los danzantes de Danza del rebozo y Monarca, y se realizó un concurso de altares y arcos de Todos Santos o Xantolo. Con esos antecedentes, apoyados por Pemex, se hizo el primer ensayo de lo que más tarde sería La Fiesta Anual del Huapango “Encuentro de las Huastecas” de Amatlán-Naranjos, Veracruz.
FIESTA PATRONAL EN HONOR DE SAN ANDRES APOSTOL - COYUTLA

La fiesta patronal en honor de San Andrés Apóstol y fechada el 30 de noviembre de cada año, se inicia en la víspera, el día 29 del mismo mes, con la velación al santo. En esta festividad se llevan a cabo bautismos, matrimonios y confirmaciones. Como fiesta mayor se mantiene por varios días y concluye los primeros días de diciembre.

Las autoridades eclesiásticas y civiles confluyen en sus acciones para realizar esta fiesta con el lucimiento que merece Coyutla, también conocida como La Perla de la Sierra, en donde encontramos danzas tradicionales, fervor religioso, gastronomía indígena, así como un asombroso tianguis en el que se pueden adquirir las más variadas manufacturas artesanales, objetos antiguos perdidos en el tiempo, alimentos elaborados a la usanza serrana –olorosos a leña–, frutos de la tierra recién cosechados, además de asistir a la procesión, a las comidas comunitarias, exposiciones culturales, tradiciones rancheras como el jaripeo, comulgar en las misas de la patronal, observar las indumentarias indígenas y vivir la costumbre.
La señorial Coyutla recibió de las huestes mexicas el nombre que hoy ostenta con orgullo. Originalmente, su denominación era “donde abundan los coyotes” del náhuatl coyotl y co. Aunque el nombre náhuatl coyotl, del cual proviene el nombre Coyutla, también se interpreta como “aquel que lleva el mando”, que paralelamente y en totonaco significa “puxko” o “hermano mayor –el que manda–”. Las características de su entorno natural, con abundantes recursos alimenticios, tierras generosas, maderas finas, abundante agua y su situación en la cuenca de ríos como el Tecolutla y el Panorama, hicieron crecer al pueblo y aglomeraron población venida de lejos como nahoas de occidente, otomíes de la huasteca y totonacas del entorno. Esta confluencia étnica explica el origen del nombre otorgado en lengua náhuatl y la antigua tradición serrana del uso de los dos idiomas, náhuatl y totonaco, costumbre que hoy en día se ha venido perdiendo pero que rememora que los personajes de alcurnia y los designados para el mando o el seguimiento de costumbres civiles y religiosas, mantenían este bilingüismo.

Así pues, Coyutla, como población de paso a los asentamientos serranos de más lejanía, se constituye como el más importante centro económico rector aun antes del contacto cultural con grupos dominantes, tanto mexicas como evangelizadores. En el periodo colonial se convierte en el obligado paso de viajeros que se dirigen a las partes más altas de la serranía totonaca.

Las estancias cafetaleras le dan a la población un entorno mágico de bosques de mediana altura, protegidos por las altas frondas de especies madereras de calidad conocidas como maderas preciosas: cedro, caoba, ébano, palo de rosa, alzaprima, chijol, y otras. En esta comunidad la floresta se mantiene siempre verde y el suelo contiene el humus que le da la riqueza productiva a estas tierras.
Aún hoy, y a pesar de haberse retirado las compañías habilitadoras para la producción de café, los coyutecos mantienen pequeñas plantaciones de este grano que se extienden a plantas cultivadas en traspatio, café nativo de alta calidad que se degusta cotidianamente en este rincón serrano.


EL NIÑO PERDIDO UNA CELEBRACION TUXPEÑA - TUXPAN

La ciudad de Tuxpan de Rodríguez Cano está asentada en la margen izquierda del río Tuxpan, inmenso caudal que se forma al unirse el río Pantepec con el Vinazco o Jabonera, en tierras del municipio de Álamo, Veracruz. Sus dos riveras están comunicadas por un majestuoso puente que es orgullo de los tuxpeños, desde donde se tiene una espléndida vista de la ciudad y de las transparentes aguas que, río arriba, todavía fluyen libres de contaminantes y que significan el sustento de varias familias que, como actividad secundaria, practican la pesca. Los atardeceres tuxpeños han inspirado tanto a poetas como a trovadores; dentro de estos últimos figuran Nicandro Castillo Gómez, Lino Chávez Zamudio y Floro Quintero Gómez.
Tuxpan es una de las más bellas provincias de la República Mexicana. Prehispánica y moderna, enclavada estratégicamente en el litoral del Golfo de México, es punto clave de entrada a la Huasteca Veracruzana; está custodiada por cuatro ricos y prósperos municipios: al norte Tamiahua, al sureste Tihuatlán y Cazones, al este por las tibias aguas del Golfo de México, y al oeste por Álamo-Temapache. Hay que recordar que de la rivera derecha, en noviembre de 1956, zarpan 81 cubanos, comandados por Fidel Castro, a bordo del Granma, para iniciar la Revolucióncubana
Dentro de las tradiciones más importantes del puerto de Tuxpan, se encuentra la del Niño Perdido, que se fundamenta en un pasaje bíblico emanado del Evangelio de San Lucas, que se refiere a Jesús cuando tenía 12 años, separado del grupo con el que había partido a Jerusalén a las fiestas de Pascua. De regreso a Nazaret, sus padres, creyéndolo integrado en la comitiva, se dan cuenta de que no viene con ellos y regresan a buscarlo. Al tercer día lo encuentran en el templo de Salomón, en medio de los doctores de la ley, dando muestras de su sabiduría.
En base a este episodio bíblico, el 7 de diciembre de cada año, a las siete de la tarde, con una exactitud asombrosa, miles y miles de velas se encienden en las aceras, calles, bardas, viviendas, comercios y azoteas para alumbrar el camino del Niño Dios, de acuerdo a la creencia de muchos tuxpeños.
El ambiente es de paz y tranquilidad. La luz, de algún modo, halla cabida en el corazón de cada persona. En las banquetas, junto a las hileras de velas, los niños jalan sus carritos de cartón con su vela encendida. Pasean en la calle y son conducidos por sus padres.


LAGUADALUPANA – COSCOMATEPEC
En las faldas del Pico de Orizaba, cerca de Huatusco, y de Fortín de la Flores, en plena zona de altas montañas, señoriales y majestuosas se erige Coscomatepec de Bravo, pintoresco en su paisaje y ancestral en sus costumbres. De exclusivo carácter religioso,
los cerritos guadalupanos forman parte de la conmemoración de la aparición de nuestra señora de Guadalupe. Tradición de gran arraigo popular en todo el pueblo mexicano, en esta localidad adquiere singular representación, pues hace uso del teatro comunitario para revivir las escenas que consolidaron el culto a la Virgen María de Guadalupe.


Tradición de gran arraigo popular en todo el pueblo mexicano, en esta localidad adquiere singular representación, pues hace uso del teatro comunitario para revivir las escenas que consolidaron el culto a la Virgen María de Guadalupe.
 A partir del 1 de diciembre inician las procesiones a la Virgen, que salen de las distintas calles y barrios rumbo a la iglesia principal. El trayecto comienza a las 6 de la tarde. Sus protagonistas son por género, por barrios, por oficios y gremios, por edades y hasta por localidades cercanas. Estas peregrinaciones van acompañadas de danzas tradicionales, de bandas de viento y de representaciones de la Virgen y Juan Diego. Para ello cada comité organizador echa mano de distintos elementos decorativos, luces y demás accesorios que permitan el lucimiento de su procesión.

Las peregrinaciones son similares a las que se practican en cualquier región del estado. Sin embargo, el más significativo elemento lo componen los cuatro cerritos guadalupanos que se realizan en los barrios del Panteón, Ticujapa, La Palma y Perote. En cada uno de ellos los vecinos se organizan para llevar a cabo la escenificación de la aparición de la Virgen. Entre 10 y 15 actores se aprenden los parlamentos basados en el Nicanmopohua; otros vecinos acondicionan los tres escenarios: el jacalito de Juan Diego, en Cuautitlán; el cerrito del Tepeyac y la iglesia de Tlatelolco, que se instalan en las azoteas o en improvisados templetes, donde se acondicionan verdaderos escenarios con iluminación, sonido y escenografías tan elaboradas que requieren el uso de modernas tecnologías como grúas, luces incandescentes o micrófonos inalámbricos. También se crea un espacio donde los narradores van contando las secuencias, al tiempo que se ambienta musicalmente o con efectos sonoros cada una de las escenas que se presentan durante la trama.


LA GUADALUPANA EN HUEYCUATITLAN – BENITO JUAREZ

  Hueycuatitla es una comunidad que se dedica a la siembra de maíz, frijol, cacahuate y chile, mientras que la ganadería juega un papel importante como actividad económica. Sus festividades más importantes son el Xantolo, el carnaval, y la celebración de la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre, que es la que nos ocupa. Hueycuatitla también es una población de artesanos y bordadoras. Aquí se elaboran cestos, blusas y toda una serie de prendas de vestir sustentadas en diseños tradicionales.
Gracias a su estricta organización comunal y a su constante empeño por mejorar sus condiciones de vida, Hueycuatitla se distingue por ser una de las comunidades más importantes de la Huasteca Meridional. El usufructo de la tierra tiene como base la propiedad comunal, komontlali, que se ha negado a pulverizarse y convertirse en propiedad privada individual. Esta característica ha hecho al hueycuateco dedicarse en cuerpo y alma a transformar en comunal todo aquello de lo que disponen. Así, podemos encontrar un komonpotrero (potrero comunal); komontoros (ganado vacuno comunal); komonmili (milpa del komon); clínica del komón; komonkali (la agencia municipal); komonsinkali (casa del maíz comunal), komongalera (galera pública), etcétera.
 El komontlali se apoya en formas y estructuras sociales tradicionales con las que guarda una estrecha relación no perceptible a simple vista. Nos referimos al kaltokahyotl (nombre de la casa), institución india relacionada con el domicilio, con el hogar y la familia, y que se expresa también como unidad de producción. El kaltokahyotl permite además el reconocimiento de cada unidad familiar a través de un nombre específico surgido a partir de las características físicas del terreno, a los oficios desempeñados, y a la procedencia de los ancestros. A través del kaltokahyotl se distribuye la tierra.
La organización de la fiesta Existen diferentes maneras de enfrentar los problemas de organización de la fiesta patronal dedicada a la Virgen de Guadalupe. La suerte de la celebración depende de los acuerdos a que se lleguen en la reunión anterior al 18 de octubre, día de San Lucas, que es cuando se limpia el panteón para la ofrenda al Santo Patrón. Terminando la faena se celebra una reunión donde participa el catequista. El catequista debe preguntar a los demás vecinos si se va a realizar la fiesta y si se va a quemar castillo. Entonces la comunidad es quien decide, y si la respuesta es positiva, pues ya empiezan a moverse, organizándose todos para sacar adelante los compromisos.
La costumbre es planear la fiesta con el apoyo de la autoridad comunitaria, porque hay otras comunidades que no cuentan con la autoridad. Aquí el agente municipal, junto con el catequista, el juez, el Escolar y el Comisariado, son los que guían la festividad y sacan la cooperación, apoyándose entre todos. Si el presupuesto es elevado, las autoridades tendrán que sufragar una parte apoyándose en los fondos comunitarios. Se nombran las distintas comisiones y se espera el día. Las autoridades y el catequista van siempre unidos, pues tienen que buscar la banda de viento, los coheteros, y preparar un sin fin de actividades más…
Se acostumbra que en el tlamakawali (despedida de las ánimas en el panteón), el 3 de noviembre, cuando se reúnen en el panteón, se nombran las comisiones. Las comisiones parten a los destinos señalados a buscar a los coheteros para que hagan el castillo, la kwaxilona (mestiza de palo) y los toritos; otros van a contratar a la banda de viento. Salen de madrugada para traer las noticias a la junta de vecinos que se celebrará ese mismo día a las 5 de la tarde.


LA RAMA - VERACRUZ

La rama es una de las tradiciones con más arraigo en el Sotavento. En esta región se “saca la rama” desde tiempos inmemoriales. La rama puede verse prácticamente en todo el sur de Veracruz, tanto en la cuenca del Papaloapan como en Los Tuxtlas, en el corredor industria de Minatitlán-Coatzacoalcos, y en los llanos de San Juan Evangelista y Acayucan, aunque también se acostumbra en la región de Tuxtepec y en algunos lugares del istmo oaxaqueño. Al igual que gran parte de los elementos culturales que nos dan identidad, esta tradición es producto de la fusión de indios, negros y españoles.

No hay una fecha definida para pasear la rama. En algunos lugares se saca a partir del 16 de diciembre, aunque en otros lo hacen hasta el día 25 de ese mes, pues la rama anuncia el nacimiento del Niño Dios. En otros lugares se saca la rama del 16 al 24 de diciembre, y a partir de esa fecha se sustituye por los portalitos. El ciclo se cierra hasta el 6 de enero, el día de Reyes.

La rama puede ser de distintos tipos de árboles pero, según la región de que se trate, se prefieren las ramas de paraíso, otate, naranjo, pino o yuale. La rama debe tener un peso suficiente para que pueda ser cargada por una sola persona. Invariablemente se adorna con cadenas de papel china, banderitas de papel, serpentinas, flores naturales, paxtle, globos, frutas de temporada o faroles de papel de diferentes colores y tamaños, a los que se agrega una vela en medio, procurando que no se quemen. También son típicas las naranjas matecas vaciadas, en cuyo interior se coloca una pequeña vela. En los últimos años también se les han agregado esferas o adornos propios del árbol de Navidad, aunque hay personas que no aceptan este tipo de ornato. También se solía colocar una estrella en la punta o sustituir la rama por una gran estrella de papel de china con estructura de carrizo, con una vela adentro, a manera de farol. Esto en la actualidad casi no se hace.

La rama jarocha se ha extendido a otras partes del estado de Veracruz e incluso a partes de los estados de Oaxaca, Chiapas y Tabasco. A veces en lugar de la rama se saca la casita o portalito, que es, como su nombre lo indica, un pesebre en miniatura con un nacimiento adentro. Si sale antes del 24 no lleva al Niño Dios; después de ese día necesariamente debe incluirlo. Esta última forma es la más conocida en la costa del Golfo, en los estados de Campeche y Yucatán, donde a esta tradición se le llama aguinaldos.






Otros versos de inicio muy comunes
son los siguientes:

Si me dan licencia
para comenzar
yo y mis compañeros
podemos cantar.
 
Buenas noches damas,
buenas caballeros,
alegres cantamos
al Dios verdadero.

Alabando a Dios
en primer lugar,
después de alabado
podemos cantar.

Comienzo la historia
con mucha alegría,
esta es la memoria
del hijo de María.
 
Después del primer verso, se
canta el estribillo a coro, el cual
se repetirá después de cada verso
cantado:

Naranjas y limas,
limas y limones,
más linda es la virgen
que todas las flores.


Cuando en vez de la rama se saca
el portalito el coro puede ser:


En un portalito
de cal y arena
nació Jesucristo
en la Nochebuena.

Las ramas grandes procuran improvisar
y adecuar versos según
la casa a la que lleguen, aludiendo
al origen del dueño o al apellido
de la familia, por ejemplo:



Quién cortó el cogollo,
de la verde rama
y don Juan Resendiz,
príncipe de España.

Por arroyo de piedra
venimos andando
y a don Luis Ochoa
venimos buscando.

A veces sólo son versos generales
que aluden a los habitantes de
la casa:


Desde Arroyo en Caña
venimos andando,
a este caballero
venimos buscando.

Alabando a dios
quítense el sombrero
porque en esta casa
vive un caballero.

Vive un caballero,
vive un general,
si nos dan licencia
para comenzar.

Los versos siguientes pueden
ser variados, y tratan sobre el
nacimiento de Cristo, la Navidad,
la Pasión o sobre el entorno del
lugar:
 
A la media noche
un gallo cantó
y en su canto dijo:
“¡Ya Cristo nació!”

Si me dan licencia
paso para adentro,
para ver al niño
en su nacimiento.

En un portalito
triste y desdichado
nació el Niño Dios
de ángeles rodeado.

Abran esas puertas
rompan esos quicios
por que ya nació
nuestro Jesucristo.

Abran esas puertas
con mucha victoria
por que ya nació
el rey de la Gloria.

Nació de María,
refulgente estrella,
a voces digamos
que quedó doncella.
 
Nació de María
con dichosa fe,
hijo del patriarca
señor san José.

Señor san José,
noble carpintero,
le hizo una corona
al rey de los cielos.



Las aves del campo
dicen a una voz,
que viva la virgen
y el Niño Dios.

Y de rama en rama,
y de flor en flor,
pajaritos cantan
rendidos de amor.



ACARREO DE NIÑOS – SANTIAGO TUXTLA

El acarreo de niños en Santiago Tuxtla forma parte de los festejos del fin de año y el ciclo navideño que inicia con el canto de alabanzas frente al nacimiento y la imagen de la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre. Luego sale la rama el 16 del mismo mes; el 24 se hace el primer acarreo de niños y el 25 inicia el fandango de la rama . La quema del viejo se realiza el 31 a medianoche, al terminar el segundo acarreo de niños, mientras que los fandangos se efectúan diariamente hasta el 6 de enero y de manera intermitente

SANTIAGO TUXTLA hasta el 2 de febrero, día en que se lleva a cabo el último fandango y se arrulla al niño para que quede dormido. Es al siguiente día que se guarda el nacimiento. El ritmo de vida actual, el ciclo escolar y los horarios laborales, no permiten que las fiestas se extiendan tanto y actualmente concluyen el 6 de enero en la mayoría de las casas.

El acarreo de niños en Santiago Tuxtla forma parte de los festejos del fin de año y el ciclo navideño que inicia con el canto de alabanzas frente al nacimiento y la imagen de la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre. Luego sale la rama el 16 del mismo mes; el 24 se hace el primer acarreo de niños y el 25 inicia el fandango de la rama. La quema del viejo se realiza el 31 a medianoche, al terminar el segundo acarreo de niños, mientras que los fandangos se efectúan diariamente hasta el 6 de enero y de manera intermitente hasta el 2 de febrero, día en que se lleva a cabo el último fandango y se arrulla al niño para que quede dormido. Es al siguiente día que se guarda el nacimiento. El ritmo de vida actual, el ciclo escolar y los horarios laborales, no permiten que las fiestas se extiendan tanto y actualmente concluyen el 6 de enero en la mayoría de las casas.

El niño Dios nace en la Nochebuena, el 24 de diciembre. Por estar recién nacido, el niño no va vestido y sólo usa un listón amarrado en la cintura. Al llegar a su pesebre se le coloca acostado. Esta es la noche más concurrida, y los coros de las pascuas pueden ser uno de los siguientes versos:

Viene Nochebuena
Ya viene llegando
Por eso nosotros
Alegres cantando.
En un portalito
De cal y de arena
Nació Jesucristo
En la nochebuena.
Naranjas y limas
Limas y limones
Más linda es la Virgen
Que todas las flores.

Toda la concurrencia responde al coro correspondiente de cada fecha mientras uno de los músicos entona el pregón de las pascuas, en las cuales se narra la historia de la navidad y el nacimiento de Cristo (Anexo núm.1).



LA QUEMA DEL VIEJO – SUR DE VERACRUZ

 Cada fin de año el sur de Veracruz se llena de viejos. Estos viejos son muñecos del tamaño de una persona real, vestidos con ropas usadas y rellenos de paja, aserrín, papel periódico u hojas secas de plátano. La cabeza se les rellena del mismo material y se les moldea la cara en forma de anciano o se les pone la máscara de algún personaje de moda. También pueden llevar sombreros, gorras de béisbol o cascos industriales. Desde el día 16, pero sobre todo después de Navidad, y hasta el 31 de diciembre, es común ver a miles de viejos sentados frente a las casas y negocios, la mayoría de las veces con envases de licor y cerveza vacíos, dando a entender que son viejos borrachos, o que están celebrando su despedida. Prácticamente en cada pueblo, ranchería o calle de las ciudades sureñas, es común ver a los viejos; también se les representa en las regiones vecinas de los estados de Oaxaca y Tabasco. Los viejos serán quemados durante los últimos minutos del año.

Estos muñecos representan al año que termina, al año viejo. En algunos lugares se les coloca un letrero en el pecho con su nombre, que generalmente es el nombre de algún personaje de la política, artista o deportista destacado, o alguna persona de la región a la que se quiera criticar o que haya realizado algo relevante en el año. También es frecuente que se les ponga un testamento chusco, en prosa o en verso, que hace un recuento de lo bueno y lo malo que dejó de herencia el año que termina. El año viejo recibe diferentes nombres. En Comoapan, municipio de San Andrés Tuxtla, se le conoce como Chalom, mientras que en Oluta se le llama Chenu o Sancuchi. Se dice que Juan Chenu fue un personaje real que vivió más de cien años y se llamaba Juan Nepomuceno, por lo que se tomó su nombre para representar al año viejo. El antropólogo Roberto Williams opinaba que el año viejo debía tener reminiscencias olmecas debido al nombre, presuntamente popoluca, que se le da en Oluta, sancuchi, que traducen como vejestorio o viejo inútil, que para Williams puede tomarse como tiempo transcurrido o computado. Para él, Chenu viene del idioma chinanteco y significa José Antonio, de Che, José, y Ndu, Antonio.

Después de Navidad salen las comparsas del viejo. Se trata de un grupo de personas disfrazadas que recorren las calles llevando a uno de los muchos muñecos que representan al viejo. Como tradición, deben llevar por los menos a un niño, o a un adulto disfrazado de niño, que representa al año nuevo, a otro disfrazado de viejo, a varias viudas, a una mujer embarazada (frecuentemente un hombre vestido de mujer), a la muerte, al diablo, al médico, al abogado (que leerá un testamento picaresco), y a los personajes que la imaginación y el argumento de la farsa les dicte. Es una comedia teatral que se representa en barrios y colonias, aunque a veces sólo se limita a recorrer las calles, bailando con música viva la conocida conga del viejo. Estas comparsas se pueden

acompañar de jaraneros, marimba, instrumentos de viento o percusión o incluso con grabadoras. Van bailando de casa en casa pidiendo su aguinaldo. Los versos más famosos de la conga mencionada son:



Una limosna
para este pobre viejo,
una limosna
para este pobre viejo,
que ha dejado hijos,
que ha dejado hijos,
para el año nuevo,
para el año nuevo.
Una limosna
para este pobre viejo,
una limosna
para este pobre viejo,
que anda todo roto,
que anda todo roto,
por comer totopo,
por comer totopo.


MAYORDOMIA DE LOS REYES MAGOS – LOS REYES

El municipio de Los Reyes, conjuntamente con otros 13 municipios, integra la denominada Sierra de Zongolica, donde en perfecto nudo montañoso colindan los estados de Puebla, Oaxaca y Veracruz. La porción correspondiente al territorio veracruzano es una gran extensión serrana ocupada mayoritariamente por población nahua, que física y culturalmente conforman una región de refugio. Zona de altos contrastes físicos y económicos, data su historia de tiempos inmemoriales.

Estos 14 municipios formaron en la época colonial el Partido de Zongolica, integrado por las provincias de Tequila y Zongolica, las que comprendían pueblos sujetos llamados estancias. De la Independencia al Porfiriato constituyeron el Cantón de Zongolica. Posteriormente fueron conformándose en municipios libres. Como en todos los municipios de la Sierra de Zongolica, su toponimia común aglutina elementos prehispánicos y católicos. La insistencia en utilizar la etnodenominación reafirma el sentido de pertenencia a Coscatlán, nombre de la sede principal de una de las provincias del imperio tolteca, localizada en el Valle de Tehuacán, Puebla. Se cree que este Coscatlán recibió el nombre en honor a Xelhuan, probablemente de donde provenía alguno de los jefes guerreros que los condujo hasta estos territorios.

Las fuentes históricas mencionan a Reyes Cozcatlán a partir de 1713 como parcialidad de Zongolica. En 1806 ya aparece como república de indios con un alcalde y un regidor. Fue en 1824 cuando adquirió su municipalidad como Coscatlán de los Reyes, reduciendo su nombre en 1827 a Los Reyes. Toda esta tradición histórica y cultural ha ido conformando la identidad actual del pueblo, dando forma a una abigarrada estructura social y religiosa que no sólo se basa en su pasado mesoamericano, sino en su fusión con la religión católica y su actual interpretación, conjugado todo ello en un sincretismo religioso que pudiera resultar difícil de comprender si no se tienen todos los elementos informativos que le dan sustento y vigencia. La estructura religiosa está compuesta por relaciones de orden ascendente, que inicia con cargos como el de topil (ayudante) de iglesia, hasta llegar al de mayordomo de las principales imágenes religiosas. Este proceso implica una serie de compromisos y obligaciones políticas, sociales y económicas que otorgan prestigio y poder, donde la distinción entre cargo político y cargo religioso no tiene peso, ya que constituyen una misma unidad, valiéndole una cualidad preternatural que se adquiere lentamente a través de la vida mediante el servicio a la comunidad. Quien alcanza la dignidad principal llega a sustentarla, aun después de haber acumulado en su persona la condición de sacro y la aptitud en ella inherente para señorear. Sólo los que han ocupado todos estos cargos tienen tal prestigio.

Aquí se celebran 35 mayordomías, que son cofradías encargadas de venerar a cada una de las imágenes que representan. Se facultan de la continuidad de creencias, ritos y ceremonias tradicionales vestidas con indumentaria cristiana, donde se aferra la organización sacerdotal indígena y se mezclan procesiones, cantos, rezos y otras formas de culto. La mayordomía principal es la dedicada a los santos patronos: Los Reyes Magos, del 5 al 12 de enero; le siguen en el santoral católico: San Antonio Abad, Santo Entierro, la Virgen de la Candelaria, San José, San Ramos, la Virgen de la Soledad, Domingo de Ramos, Sábado de Gloria, San Marcos, Santa Cruz, San Isidro labrador, Señor del Recuerdo, Espíritu Santo, Corpus Christi, Sagrado Corazón de Jesús, San Antonio de Padua, San Juan Bautista, San Pedro y San Pablo, Señor del Calvario, Virgen del Carmen, Santa María Magdalena, Padre Jesús, Virgen de la Asunción, Virgen de la Natividad, Virgen del Rosario, San Lucas, San Andrés, Virgen de la Concepción, Todos los Santos, Virgen de Juquila, Virgen de Guadalupe, Nacimiento del Niño Dios, Año Viejo y Año Nuevo.

Los preparativos de la celebración inician un año antes, cuando se recibe la encomienda del mayordomo saliente, en importante banquete con comida ceremonial, bebidas y santos sones. Por existir la petición con antelación, el nuevo mayordomo asiste ya en compañía de quienes le apoyarán. Para ello debió realizar una serie de acciones de invitación a sus colaboradores, visitándoles en sus domicilios con obsequios especiales para la ocasión. En este momento ya acuden en conjunto e inician las funciones previas. Pasados 8 días asistirán nuevamente a casa del mayordomo, donde les entregarán la parafernalia de los Santos Reyes en importantísima ceremonia presidida por el xochitlale, sacerdote indígena que conduce el ritual. Están congregados todos los integrantes de la mayordomía saliente, con sus esposas, las autoridades civiles y religiosas, el nuevo grupo mayordómico, sus consortes, su xochitlale, músicos que interpretan sones ceremoniales, familiares y amigos de ambas comitivas, así como los integrantes de las otras 34 mayordomías.

En conjunto dan carácter festivo y solemne a la ceremonia de cambio de mayordomos. Sirven guisados especiales a base de carnes de pollo, cerdo, borrego o res, que se van intercalando con café, aguardiente y cervezas. Todo sucede en el Santohkale, casa de los santos, donde frente al altar principal sellan el compromiso, teniendo como testigos a las 35 imágenes religiosas que han sido trasladadas a la morada de los Reyes Magos y recibidas con total solemnidad, como verdaderos huéspedes distinguidos. Para ello les dieron la bienvenida con inciensos y collares de flores, y cual joyas preciosas les fueron colocadas a cada una. Trato semejante recibieron los miembros de las comitivas. La casa se encuentra ricamente adornada con un arco floral a base de cucharilla, así como con gran cantidad de adorno sequial, que hábilmente fue cortado en lienzos de papel de oropel, empleando iconografías católicas en contraste con elementos de la fauna y la flora local, dispuestos sobre el enorme altar de tal forma que semejan retablos ricamente ataviados de color y formas. Cruzando la estancia, inmediatamente del techo colocaron pequeños lienzos de papel picado semejando constelaciones, aves, ángeles, entre otros diseños que enmarcan el espacio en armoniosas líneas multicolores que ondean incesantes. Con ese escenario concluye una mayordomía e inicia otra, con una serie de ritos de recibimiento, de entrega, de saludo, todo en náhuatl reverencial, con total respeto y solemnidad.

A partir de que se recibió la mayordomía, la comitiva se organiza para preparar la fiesta que les corresponde. Cada integrante buscará a sus colaboradores, les hará la invitación de acuerdo a las normas establecidas siguiendo las reglas de etiqueta propias del pueblo. Se irán preparando para conseguir la música, las danzas, los cohetes y el castillo, así como arcos florales, animales para las comidas, recaudos y condimentos, maíz, bebidas, leña, enseres y utensilios de cocina, adornos para la iglesia, ceras y una interminable lista de provisiones que harán de la celebración todo un derroche de esfuerzos y recursos para honrar a los Reyes Magos. Mientras más se invierta en la fiesta, mayores serán los dones que se recibirán; mayor será a su vez el prestigio del mayordomo, su esposa, su comitiva y sus parentelas. La fiesta en sí inicia un día antes, en la víspera. Los cohetes suenan al alba, al medio día, en la tarde y en la noche. En la casa del mayordomo hay un intenso movimiento de mujeres y hombres que reciben las indicaciones de cada xochitale. De las veredas llegan cargando fardos de leña, maíz, chile o aves de corral para ser sacrificadas. Músicos y cervezas convidan a colaborar. A todos los asistentes se les atiende. No hay ninguno que no coopere con su trabajo, con sus productos, con su presencia.

La iglesia, ubicada sobre un pequeño montículo, también presenta gran ajetreo. La están vistiendo de gala, con el enorme arco floral confeccionado con cucharilla y cempoalxóchitl. Los danzantes van y vienen en espera de que les den la indicación de iniciar. Los encargados de este espacio se organizan, dialogan en su lengua materna, siempre en agradable tono. Aquí se apoyan de don Margarito Tequiliquilihua, consejero civil y religioso conocedor de la costumbre; él permanece en el templo, dispuesto a cuidar que todo se haga conforme lo indica la tradición. Así avanzan las horas. Todo está listo para el día grande que comienza con el alba; le siguen la procesión formada por los mayordomos, sus mayores, menores, servidores, xochitlale, tekitlahto y ayudantes. También van las autoridades municipales, las diputadas indígenas ante los Congresos local y federal, quienes son parte de la estructura mayordómica. De los municipios vecinos llega mucha gente, principalmente de Zongolica, Tequila y Atlahuilco; también hay gente de Orizaba.


CELEBRACIÓN DE LA CANDELARIA - CHOCAMAN


Cuenta una antigua leyenda que Man era un personaje que al ver a su pueblo en llamas —durante la conquista mexica— se retiró a un cerro a llorar, mientras sus súbditos exclamaban amo xichoka Man, “¡no llores Man!”. Ese es el origen del vocablo náhuatl que da el nombre al municipio de Chocamán; ubicado en la zona de las altas montañas, a las márgenes de la carretera Xalapa-Córdoba, muy cerca de esta última ciudad de vocación agrícola donde se cultiva café, caña de azúcar y maíz. Sus inmediaciones son enclave del majestuoso Citlaltépetl o Pico de Orizaba que comparte territorio con los municipios de Coscomatepec, Chocamán, La Perla y Atzacan, en su cara oriente.

Destacan en este contexto las festividades religiosas que se celebran en honor a San Francisco de Asís, del 30 de septiembre al 4 de octubre; las fiestas Guadalupanas, del 1 al 12 de diciembre; y la celebración de la Candelaria, el 2 de febrero. Aun cuando obedecen a santorales distintos, las tres celebraciones comparten un elemento unificador que las distingue: las danzas tradicionales. Sobresalen las que tienen su origen en las cruzadas medievales, llamadas “danzas de conquista” y que en estos territorios fueron vehículo para la evangelización. Mediante la representación, los movimientos corporales y la música, narran sucesos que de generación en generación se han transmitido y cuyo último fin ha sido el mensaje de la lucha entre el Bien y el Mal En estas representaciones resulta victorioso el ejército comandado por el señor Santiago —personaje que imprime el nombre a la danza de Santiagos y encabeza el ejército de los cristianos— al mismo tiempo que comanda a la milicia que, según esta trama, conduce el Bien y por ende fue instrumento teatral para la conversión de indígenas al cristianismo.


LA CANDELARIA - TLACOTALPAN




Cada año, durante las fiestas de la Candelaria, Tlacotalpan se convierte en la meca de los jaraneros. Cientos de jaraneros de varias ciudades del país e incluso del extranjero llegan para convivir en la mayor concentración de músicos de son jarocho. Pero la reina de la fiesta es la virgen de la Candelaria, quien presentó al Niño Jesús en el templo. En su honor, todos los sectores sociales de Tlacotalpan y la región realizan diversas actividades que van desde la devoción más pura y el misticismo más enraizado, hasta el derroche de talento y entusiasmo.

Desde el 31 de enero hasta el 9 de febrero las fiestas titulares de Tlacotalpan se celebran en grande, pero los días más importantes son los tres primeros. Desde la tarde del 30 de enero los hoteles comienzan a saturarse, y los tlacotalpeños se ven obligados a acondicionar sus casas como acogedoras posadas para los miles de visitantes que, como un torrente humano, confluyen por la carretera que bordea al río Papaloapan.

El día 31 de enero una gran cabalgata abre las fiestas de la Candelaria. Cientos de jinetes, hombres, mujeres y niños, precedidos por una magnífica banda de viento, desfilan por las calles principales vestidos de blanco. Ellos con guayabera y sombrero de cuatro pedradas, paliacate rojo al cuello y botas de tacón tipo sevillano; ellas, con el típico vestido jarocho de tres holanes, blanco, de organdí y encaje, con un delantal de terciopelo negro bordado primorosamente, el cabello adornado con grandes moños o flores y luciendo lujosas joyas al cuello. Este acto rememora el arribo de los antiguos peregrinos que llegaban de lo profundo del Sotavento a presentar su respeto a la virgen. La cabalgata da la oportunidad a los ganaderos de lucir sus mejores caballos, los de mayor alzada o los que fueron educados en las artes charras, y escaparate del trabajo exquisito en madera y piel de las monturas y los herrajes labrados de los arreos.

La devoción a la Virgen de la Candelaria viene de siglos atrás y en su culto confluyen y se esconden devociones a diosas ancestrales de otras dos razas marginadas y subyugadas durante la época colonial: los indígenas y los negros. El destacado historiador y antropólogo Antonio García de León llama la atención sobre el hecho de que, en tiempos inmediatamente anteriores a la conquista española, en Tlacotalpan se rendía culto a una diosa labrada en piedra verde que los habitantes paseaban por el río, según la relación de Juan de Medina escrita en el siglo XVI. Esta diosa ribereña debió ser Chalchiuhtlicue, la diosa de las aguas, la de las faldas de jade, y debió sincretizarse en el culto a la Candelaria, otra deidad acuática del santoral católico, ya que era la patrona de los marineros. Cuando los chinchorros de negros esclavos dedicados a la pesca proliferaron por los afluentes que alimentan al gran río Papaloapan, la diosa africana del agua, Yemayá, también tomó el ropaje de la virgen de la Candelaria. Por eso Tlacotalpan —en la afortunada imagen de García de León— es la Isla de los Tres Mundos, pues es un islote rodeado por ríos, esteros y pantanos donde la religiosidad de indios, negros y españoles coincidió en el culto a la virgen de la Candelaria.

Tlacotalpan es, por méritos propios, la Perla del Papaloapan. Por siglos, tuvo una posición estratégica, en ella se enlazaban las principales rutas de comunicación que conectaban a Veracruz, el puerto más importante de la Nueva España y del México independiente con el sureste del país. Ubicada a pocos kilómetros de la costa, a la vera del río Papaloapan y frente a la desembocadura del río San Juan Evangelista, cuando los huracanes cerraban por meses la navegación marítima, los ríos y caminos de tierra adentro que salían de Tlacotalpan conducían el flujo de viajeros, mercaderes y productos hacia las provincias del sureste y a las montañas de Oaxaca y viceversa.

Una multitud conformada por gente de todos los estratos sociales, por varias cofradías y asociaciones religiosas, se reúne en la iglesia para salir en procesión llevando a la virgen, portando estandartes, entre rezos y cantos. A su paso, la muchedumbre se congrega y aplaude a la virgen con fervor. La imagen se lleva al río para después subirla a un barco pesquero adornado para la ocasión. En medio de aplausos los fieles pasean a la virgen por el río, seguida por multitud de lanchas y embarcaciones ricamente engalanadas con globos multicolores, flores y papel picado. El paseo de la virgen por el río de las Mariposas es el punto culminante de las fiestas. Su presencia por el cauce milenario derrama bendiciones sobre la ciudad y ahuyenta las inundaciones, ya que el río Papaloapan rebasa sus márgenes con cierta periodicidad. Aunque las inundaciones de la ciudad son frecuentes, son legendarias las de 1929 y 1944, registradas en la tradición oral y en las viejas fotografías sepia de la época. Con la misma solemnidad la virgen es trasladada a su templo.

Caminar por las calles de Tlacotalpan es un placer. Entre las múltiples actividades que pueden realizarse durante la fiesta, vale la pena visitar las diferentes plazas de la ciudad, pues además de las ya mencionadas Plaza Doña Martha, la Plaza Miguel Hidalgo o Central, la plaza de San Miguelito y la Plaza Zaragoza, también está la hermosa Plaza Nicolás Bravo. Otro punto de visita es la Casa de Cultura, que además del foro de presentaciones de productos del son, prepara exposiciones de pintura, fotografías, grabados y caricatura, además de que tiene un excelente espacio donde expone objetos, carteles, portadas de discos, notas periodísticas y fotografías del reconocido músico poeta Agustín Lara. De igual manera hay un pequeño museo dedicado al músico en el centro de la ciudad y el mini museo de Pío Barrón también tiene su espacio larista, aunque es notable, sobre todo, por los enormes cocodrilos que alberga, diferentes tipos de tortugas de la cuenca y objetos antiguos de diversa índole que recuerdan las glorias pasadas de Tlacotalpan.

Pero es el Museo Salvador Ferrando el que da una idea cabal de esa historia antigua y reciente de la ciudad e ilustra de manera contundente por qué era considerada la Perla del Papaloapan. En él se exhiben cuadros de destacados pintores, muebles antiguos, monedas, aparatos, ropa, trastos, jarrones, botellones y un sinfín de objetos que nos hablan de épocas de opulencia y contactos internacionales. Algunas vitrinas albergan objetos arqueológicos que dan testimonio de que la cuenca estuvo poblada desde los tiempos olmecas, hasta el momento mismo de la conquista española.

CARNAVAL MESTIZO EN LA HUASTECA ALTA – TLACHICHILCO

Ubicado entre las abruptas y nebulosas montañas de la Sierra de Huayacocotla en la Huasteca veracruzana, se encuentra Tlachichilco, un poblado mestizo que se distingue por su tranquilidad provinciana. En los meses de febrero o marzo la dinámica de la vida habitual de sus habitantes se ve interrumpida por una de las actividades más importantes de su ciclo festivo: el carnaval.

El carnaval de Tlachichilco tiene una duración de cinco días, inicia el sábado y concluye el Miércoles de Ceniza; esto nos indica un cambio en la tradición, pues anteriormente los festejos concluían el martes.

Durante este período hombres y mujeres del pueblo —incluso niños— se disfrazan para pasar unos días de regodeo. Estos vistosos personajes reciben el nombre genérico de “viejos”, hacen un recorrido por las calles del pueblo y al final de cada jornada concluyen en un gran baile animado por las notas de una banda de viento en la plaza central. Su nombre nos remite al pasado, evoca la presencia de los ancestros que retornan para fundir el presente con los tiempos idos y simbólicamente convierten a los habitantes del pueblo en contemporáneos de aquel tiempo primordial. El carnaval es un fantástico juego que transporta a los hombres a sus más remotos orígenes. El “aquí” y el “ahora” no existen, sólo el “allá” y el “entonces”; el tiempo y espacio actuales desaparecen para dar paso al tiempo mítico y el espacio se consagra ante la presencia de los viejos. La tradición indica que cada día una persona diferente debe hacerse cargo de dar de comer a los disfrazados, excepto el miércoles, que les corresponde a los empleados del ayuntamiento. El compromiso de alimentar a los disfrazados es voluntario y se adquiere con un año de antelación, tiempo suficiente para prepararse y cumplir con la responsabilidad.


CARNAVAL NAHUA TLACHIQUILE, IXHUATLAN DE MADERO


Muy próxima a Ixhuatlán de Madero, en la Huasteca veracruzana, se localiza la comunidad de Tlachiquile.  Aquí en Tlachiquile se habla el náhuatl y se cultiva maíz, fríjol, cacahuate, ajonjolí, pipián y naranja que llevan a comercializar a la plaza de Ixhuatlán, la cabecera municipal. La vida cotidiana transcurre tranquila hasta que la rutina se ve estremecida por el advenimiento del carnaval, que inicia el viernes y concluye el Miércoles de Ceniza.

No hay que olvidar que la festividad del carnaval también se encuentra ligada a los períodos de Cuaresma y Semana Santa y que todos ellos obedecen a un calendario lunar. Así la Semana Santa corresponde al plenilunio que tiene lugar inmediatamente después del equinoccio de primavera —esto es, la luna llena posterior al 21 de marzo— por ello durante esta semana se puede disfrutar de una luna rebosante, siempre que no haya nublados. La Semana Santa es un período de duelo en que se rememora la pasión y muerte de Jesús. A esta fecha le antecede un tiempo de penitencia que inicia con el Miércoles de Ceniza, que en la iglesia católica representa el primer día de la Cuaresma, ciclo que marca cuarenta días antes de la Pascua. Así, el Miércoles de Ceniza se caracteriza por ser el inicio de un tiempo espiritual particularmente importante para todo cristiano que se prepara para vivir el misterio pascual, es decir, la pasión, muerte y resurrección Jesús, y viene tras un agitado ciclo festivo que en teoría debe concluir el martes de carnaval.